Tercer entrevista
Tom presentó sus obras de teatro con las marionetas ante un público formado por niños de seis años, y evalúo esta experiencia de grupo durante el contacto individual que posteriormente tuvo lugar. Seleccionamos algunas partes de esta entrevista.
Tom: ¿ Qué tal si arreglo algunos de estos juguetes para los niños pequeños? ¿ Ves?, estos están rotos. Terapeuta: si tu quieres hacerlo.
Tom: Les daría gusto a los niños.
Terapeuta: Quieres hacer algo por los niños pequeños.
Tom: Sí, ¿sabes?, tengo una hermanita en casa. Se llama Rosa María. Pero no le decimos Rosy. ¡No señor! Se llama Rosa María (pausa muy larga). A veces la llamo Rosy (arregla las llantas de un coche de juguete sobre la mesa). A veces la llamo Rosy, sólo para molestar a mis padres. Los molesto nada más porque sí. Terapeuta: Los molestas. . .
Tom ( Interrumpiendo): ¿ Sabes qué? Creo que estoy muy consentido porque viví mucho tiempo con mi abuela. No me acostumbro a mi padrastro, ni él a mí. No logramos entendernos. A veces pienso que si hubiera estado con mi padrastro desde el principio. . . no sé.
Terapeuta: Crees que el no haber estado con tus padres desde el principio echó a perder la relación entre tu padrastro y tú.
Tom: Mi abuelita me mimaba mucho. Dejaba que yo hiciera todo lo que quería. Por eso crecí egoísta. Terapeuta: Piensas que el haber hecho todo lo que querías te volvió egoísta.
Tom: Ajá (compone un camión de juguete). Ya está arreglado. Veamos el fuerte ahora. Lo arreglaré (lo lleva al banco de trabajo y lo clava con el martillo). ¿ Sabes? He estado pensando. ¿ Crees que la obra del otro día era demasiado fuerte para los niños pequeños?
Terapeuta: ¿Qué quieres decir?
Tom: Cuando empujaron al padre al precipicio y se mató. Parece que les gustó cuando Ronny empujó a su padre, pero después me puse a pensar.
Terapeuta: Pensaste que era bastante fuerte.
Tom: Pues sí. No me gustaría que llegaran a sus casas y empujaran a sus padres al precipicio.
Terapeuta: ¿Crees que traten de hacer lo mismo que Ronny?
Tom: Lo que me sorprendió fue que. . . bueno, yo creía que era el único que se sentía así hacia su padre, porque es mi padrastro; pero ellos tienen padres de verdad y parecían contentos al ver que se mataba. Terapeuta: Sólo pensar que otros niños a veces puedan sentirse como tu, te sorprendió.
Tom: Sí. No sé. Cuando llegué a mi cuarto ese día le escribí una carta a mi padre. Mi verdadero padre. Está en la Marina. Le conté a mi madre y dijo que no pensaba que a él le iba a importar, pero no le creo. No creo que él tenga otro hijo. Mi mamá sólo lo dijo por decir algo.
Terapeuta: Te molestó que tu madre dijera que tu verdadero padre no le iba a importar si le escribías.
Tom: Y que tenía otro hijo.
Terapeuta: No quieres que tenga otro hijo.
Tom: No lo creo. Sólo lo dijo porque sí (pausa larga. Pega el fuerte con el martillo). Sabes, antes tenía un trabajo entregando periódicos, pero lo perdí.
Terapeuta: ¿ Lo tenías?
Tom: Me lo quitaron. Me corrieron del trabajo. Esos sucios estafadores me deben sesenta pesos. Lo que pasó es que llegué tarde varias veces y se me pasaron varios clientes. Pero no me importa.
Terapeuta: Te estafaron sesenta pesos porque llegaste tarde varias veces y no le repartiste a algunos clientes. Te corrieron del trabajo, pero no te importa.
Tom: Sí (pausa larga). Es lo que digo. ¿ Ves? Lo que quiero decir es que estoy furioso, pero digo que no me importa. Siempre digo que no me importa aunque me importe mucho.
Terapeuta: No quieres que la gente sepa lo que realmente sientes.
Tom: Sí. No quiero darles nada de qué presumir.
Terapeuta: Crees que otras personas te van a presumir si les dices cómo te sientes.
Tom: Claro que lo harían. Yo lo sé, ya he vivido.
Terapeuta: Así te ha parecido.
Tom: Esa es la realidad.
Terapeuta: Crees que así es en realidad.
Tom: Pues, ¿hay alguna diferencia entre saber que así es y pensar que así es? Hmm. Claro. Hmm. (un silencio muy largo. Trabaja en el juguete que está arreglando y tararea con la boca cerrada): Así que así es la vida.
Terapeuta: ¿Hmm?
Tom: Dije que así es la vida.
Terapeuta: ¿De qué manera?
Tom: Yo no sé. Estaba pensando solamente (termina de arreglar el juguete). Ahora guardaré estas herramientas (sale del cuarto y arregla las herramientas que usó. Regresa). Te veré mañana. ¿ Qué tal si traigo a más niños conmigo la próxima vez?
Terapeuta: ¿Te gustaría más si trajeras a algunos de tus amigos?
Tom: Yo no diría que tengo amigos. Digamos más bien que son algunos cuates de mi salón.
Terapeuta: No estás seguro de traer algunos de tus "cuates", está bien. Pero trata de que no sean más de seis.
Tom: ¿Tres niños y tres niñas está bien?
Terapeuta: Eso es decisión tuya.
Tom: Le diré a Joe. Es buen chico. Quizá sea una buena influencia. Y también a Tommy porque él está peor que yo. Realmente no quiero ser el peor de aquí.
Terapeuta: Muy bien. Tráelos la próxima vez, si quieres.
Tom: ¿Sabes qué? Yo creo que les simpaticé a los niños pequeños.
Terapeuta: ¿Piensas que les simpatizantes a los niños pequeños?
Tom: Sí. Es una nueva experiencia para mí. Generalmente no le caigo bien a la gente.
Terapeuta: ¿Piensas que no le caes bien a la gente?
Tom: No. Parece que no. Pero los niños pequeños corren a saludarme y a platicar conmigo en el patio y les da gusto verme. También parece que les gustan mis funciones de marionetas.
Terapeuta: Te hace sentir bien cuando se portan así contigo.
Tom: Creo que sí. Bueno, ya es tiempo de irme. Te veré mañana.
Análisis de las entrevistas:
Esta última cita parece ilustrar varios factores significativos, desde el punto de vista terapéutico.
• El terapeuta logra hacer flexible la hora de la terapia
• Se conoce que las muestras de aprecio, aumentan la autoestima de Tom
• Tom, trata de establecer una relación o vinculo con su verdadero padre
• Su madre parece indicar una causa posible de la conducta de Tom
• Tom, desea ayudar a otros niños, deja de ser egoísta que es así como él pensaba que era.
• Un aspecto importante y que facilito la terapia es que el terapeuta siempre dejaba que Tom hiciera lo que él quisiera, ya que en terapia infantil no se puede restringir la conducta del niño.
• La terapia funciono porque estaba centrada en el niño.
Cuando el niño es llevado a terapia: Es de vital importancia saber que cuando el niño es llevado a terapia, es necesario tener la total aceptación del niño. Él terapeuta deberá de conservar una relación tranquila, segura y amigable con el niño. Evitara demostrar cualquier señal de impaciencia, absteniéndose de realizar cualquier crítica o reproche -ya sea directa o indirectamente-. Eliminara todo halago en lo relativo a acciones o palabras. Todo esto requiere de una disciplina por su parte.
Por otro lado, existe un sinnúmero de trampas en las que un terapeuta incauto puede caer. El niño es un ser muy sensitivo y está capacitado para captar hasta el rechazo más velado hacia su persona por parte del terapeuta.
Cuando uno se detiene a considerar que el niño ha sido traído de la clínica porque el padre está buscando que modifiquen su conducta, se llega a la conclusión (y parece muy acertada) que el padre está rechazando en parte, sino es que toda, la actitud del niño. En consecuencia la total aceptación del niño parece ser de vital importancia para el éxito de la terapia.
PD: obviamente en este post me salte varios pasos del historial clínico, sin embargo dire que antes de desarrollar la terapia de juego, es necesario realizar entrevistas de diagnósticos para conocer la problemática del niño. Claro, no trato de decir que tienes que ir a la historia pasada del niño, no, me refiero a la problemática que actualmente acontece en el niño. Ya que estamos trabajando Terapia Centrada en el Cliente y no Psicoanálisis. Hasta pronto ;)
Tom presentó sus obras de teatro con las marionetas ante un público formado por niños de seis años, y evalúo esta experiencia de grupo durante el contacto individual que posteriormente tuvo lugar. Seleccionamos algunas partes de esta entrevista.
Tom: ¿ Qué tal si arreglo algunos de estos juguetes para los niños pequeños? ¿ Ves?, estos están rotos. Terapeuta: si tu quieres hacerlo.
Tom: Les daría gusto a los niños.
Terapeuta: Quieres hacer algo por los niños pequeños.
Tom: Sí, ¿sabes?, tengo una hermanita en casa. Se llama Rosa María. Pero no le decimos Rosy. ¡No señor! Se llama Rosa María (pausa muy larga). A veces la llamo Rosy (arregla las llantas de un coche de juguete sobre la mesa). A veces la llamo Rosy, sólo para molestar a mis padres. Los molesto nada más porque sí. Terapeuta: Los molestas. . .
Tom ( Interrumpiendo): ¿ Sabes qué? Creo que estoy muy consentido porque viví mucho tiempo con mi abuela. No me acostumbro a mi padrastro, ni él a mí. No logramos entendernos. A veces pienso que si hubiera estado con mi padrastro desde el principio. . . no sé.
Terapeuta: Crees que el no haber estado con tus padres desde el principio echó a perder la relación entre tu padrastro y tú.
Tom: Mi abuelita me mimaba mucho. Dejaba que yo hiciera todo lo que quería. Por eso crecí egoísta. Terapeuta: Piensas que el haber hecho todo lo que querías te volvió egoísta.
Tom: Ajá (compone un camión de juguete). Ya está arreglado. Veamos el fuerte ahora. Lo arreglaré (lo lleva al banco de trabajo y lo clava con el martillo). ¿ Sabes? He estado pensando. ¿ Crees que la obra del otro día era demasiado fuerte para los niños pequeños?
Terapeuta: ¿Qué quieres decir?
Tom: Cuando empujaron al padre al precipicio y se mató. Parece que les gustó cuando Ronny empujó a su padre, pero después me puse a pensar.
Terapeuta: Pensaste que era bastante fuerte.
Tom: Pues sí. No me gustaría que llegaran a sus casas y empujaran a sus padres al precipicio.
Terapeuta: ¿Crees que traten de hacer lo mismo que Ronny?
Tom: Lo que me sorprendió fue que. . . bueno, yo creía que era el único que se sentía así hacia su padre, porque es mi padrastro; pero ellos tienen padres de verdad y parecían contentos al ver que se mataba. Terapeuta: Sólo pensar que otros niños a veces puedan sentirse como tu, te sorprendió.
Tom: Sí. No sé. Cuando llegué a mi cuarto ese día le escribí una carta a mi padre. Mi verdadero padre. Está en la Marina. Le conté a mi madre y dijo que no pensaba que a él le iba a importar, pero no le creo. No creo que él tenga otro hijo. Mi mamá sólo lo dijo por decir algo.
Terapeuta: Te molestó que tu madre dijera que tu verdadero padre no le iba a importar si le escribías.
Tom: Y que tenía otro hijo.
Terapeuta: No quieres que tenga otro hijo.
Tom: No lo creo. Sólo lo dijo porque sí (pausa larga. Pega el fuerte con el martillo). Sabes, antes tenía un trabajo entregando periódicos, pero lo perdí.
Terapeuta: ¿ Lo tenías?
Tom: Me lo quitaron. Me corrieron del trabajo. Esos sucios estafadores me deben sesenta pesos. Lo que pasó es que llegué tarde varias veces y se me pasaron varios clientes. Pero no me importa.
Terapeuta: Te estafaron sesenta pesos porque llegaste tarde varias veces y no le repartiste a algunos clientes. Te corrieron del trabajo, pero no te importa.
Tom: Sí (pausa larga). Es lo que digo. ¿ Ves? Lo que quiero decir es que estoy furioso, pero digo que no me importa. Siempre digo que no me importa aunque me importe mucho.
Terapeuta: No quieres que la gente sepa lo que realmente sientes.
Tom: Sí. No quiero darles nada de qué presumir.
Terapeuta: Crees que otras personas te van a presumir si les dices cómo te sientes.
Tom: Claro que lo harían. Yo lo sé, ya he vivido.
Terapeuta: Así te ha parecido.
Tom: Esa es la realidad.
Terapeuta: Crees que así es en realidad.
Tom: Pues, ¿hay alguna diferencia entre saber que así es y pensar que así es? Hmm. Claro. Hmm. (un silencio muy largo. Trabaja en el juguete que está arreglando y tararea con la boca cerrada): Así que así es la vida.
Terapeuta: ¿Hmm?
Tom: Dije que así es la vida.
Terapeuta: ¿De qué manera?
Tom: Yo no sé. Estaba pensando solamente (termina de arreglar el juguete). Ahora guardaré estas herramientas (sale del cuarto y arregla las herramientas que usó. Regresa). Te veré mañana. ¿ Qué tal si traigo a más niños conmigo la próxima vez?
Terapeuta: ¿Te gustaría más si trajeras a algunos de tus amigos?
Tom: Yo no diría que tengo amigos. Digamos más bien que son algunos cuates de mi salón.
Terapeuta: No estás seguro de traer algunos de tus "cuates", está bien. Pero trata de que no sean más de seis.
Tom: ¿Tres niños y tres niñas está bien?
Terapeuta: Eso es decisión tuya.
Tom: Le diré a Joe. Es buen chico. Quizá sea una buena influencia. Y también a Tommy porque él está peor que yo. Realmente no quiero ser el peor de aquí.
Terapeuta: Muy bien. Tráelos la próxima vez, si quieres.
Tom: ¿Sabes qué? Yo creo que les simpaticé a los niños pequeños.
Terapeuta: ¿Piensas que les simpatizantes a los niños pequeños?
Tom: Sí. Es una nueva experiencia para mí. Generalmente no le caigo bien a la gente.
Terapeuta: ¿Piensas que no le caes bien a la gente?
Tom: No. Parece que no. Pero los niños pequeños corren a saludarme y a platicar conmigo en el patio y les da gusto verme. También parece que les gustan mis funciones de marionetas.
Terapeuta: Te hace sentir bien cuando se portan así contigo.
Tom: Creo que sí. Bueno, ya es tiempo de irme. Te veré mañana.
Análisis de las entrevistas:
Esta última cita parece ilustrar varios factores significativos, desde el punto de vista terapéutico.
• El terapeuta logra hacer flexible la hora de la terapia
• Se conoce que las muestras de aprecio, aumentan la autoestima de Tom
• Tom, trata de establecer una relación o vinculo con su verdadero padre
• Su madre parece indicar una causa posible de la conducta de Tom
• Tom, desea ayudar a otros niños, deja de ser egoísta que es así como él pensaba que era.
• Un aspecto importante y que facilito la terapia es que el terapeuta siempre dejaba que Tom hiciera lo que él quisiera, ya que en terapia infantil no se puede restringir la conducta del niño.
• La terapia funciono porque estaba centrada en el niño.
Cuando el niño es llevado a terapia: Es de vital importancia saber que cuando el niño es llevado a terapia, es necesario tener la total aceptación del niño. Él terapeuta deberá de conservar una relación tranquila, segura y amigable con el niño. Evitara demostrar cualquier señal de impaciencia, absteniéndose de realizar cualquier crítica o reproche -ya sea directa o indirectamente-. Eliminara todo halago en lo relativo a acciones o palabras. Todo esto requiere de una disciplina por su parte.
Por otro lado, existe un sinnúmero de trampas en las que un terapeuta incauto puede caer. El niño es un ser muy sensitivo y está capacitado para captar hasta el rechazo más velado hacia su persona por parte del terapeuta.
Cuando uno se detiene a considerar que el niño ha sido traído de la clínica porque el padre está buscando que modifiquen su conducta, se llega a la conclusión (y parece muy acertada) que el padre está rechazando en parte, sino es que toda, la actitud del niño. En consecuencia la total aceptación del niño parece ser de vital importancia para el éxito de la terapia.
PD: obviamente en este post me salte varios pasos del historial clínico, sin embargo dire que antes de desarrollar la terapia de juego, es necesario realizar entrevistas de diagnósticos para conocer la problemática del niño. Claro, no trato de decir que tienes que ir a la historia pasada del niño, no, me refiero a la problemática que actualmente acontece en el niño. Ya que estamos trabajando Terapia Centrada en el Cliente y no Psicoanálisis. Hasta pronto ;)